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miércoles, 19 de octubre de 2016

"La propuesta de Occidente de imponer una zona de exclusión aérea en Siria amenaza con devorarnos a todos"

En su nuevo artículo el columnista británico de The Guardian, Jonathan Steele, analiza la propuesta de EEUU de establecer una zona de exclusión aérea sobre Siria y comenta las consecuencias posibles de esta medida.



Según escribe Steele, la iniciativa de Washington fue el tema principal de las discusiones en la Cámara de los Comunes (la cámara baja del Parlamento del Reino Unido). A primera vista, puesto que el Gobierno sirio y los rusos tienen el monopolio del uso de la fuerza aérea sobre la ciudad de Alepo, el establecimiento de una zona de exclusión aérea podría parecer una idea bastante atractiva. Además, añade, la candidata demócrata a la Presidencia de EEUU, Hillary Clinton, abogó por esta medida durante el segundo debate presidencial el pasado 9 de octubre.

El periodista recuerda que en 1991 EEUU y el Reino Unido impusieron una zona de exclusión aérea sobre el norte de Irak con el pretexto de proteger a los kurdos. No obstante, en aquel momento ambos países ya estaban involucrados en la lucha contra el entonces presidente de Irak, Saddam Hussein.

Además, según añade, el presidente iraquí no quería otras confrontaciones con EEUU, por lo que "una zona de exclusión aérea en Irak no implicaba ningún riesgo para Washington y Londres" —"Saddam no resistió y ni siquiera derribó ni un solo avión"—.
No obstante, prosigue el autor, la situación actual en Siria es muy diferente de la de Irak de hace más de 20 años. Así, explica Steele, la fuerza aérea de Siria está completamente inmersa en la lucha por preservar la integridad del país y no suspenderá su campaña militar. Además, "Bashar Asad ha recuperado la ventaja y planea retomar la mayor ciudad del país".

Asimismo, profundiza el experto, los rusos muestran alta actividad en el aire y la imposición de una zona de exclusión aérea de manera unilateral —el Consejo de Seguridad de la ONU no la aprobaría bajo ninguna circunstancia— sería una declaración de guerra tanto a Rusia como al Gobierno de Asad.

A juicio de Steele, "no se trata de un choque accidental de aviones" debido a que los rusos no suspenderían los bombardeos, los cuales ayudan a Asad a realizar las ofensivas.

"En caso de confrontar a Rusia, el Occidente se arriesgaría a empezar una guerra incalculablemente grave", precisa.

Los yihadistas, por su parte, podrían beneficiarse de esta destrucción mutua de Occidente y Rusia en una verdadera guerra.

De esta manera, tras haber fallado una vez, "negociar una nueva tregua no sería una tarea fácil para EEUU y Rusia, mientras las otras opciones son igualmente difíciles".

"Pero al menos se orientan hacia la distensión del conflicto. E imponer una zona de exclusión aérea no solo implicaría una mayor catástrofe para la población de Alepo, sino también amenazaría con devorarnos a todos", concluye Steele.

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