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miércoles, 15 de julio de 2015

¿Por qué necesita EEUU un acuerdo nuclear con Irán?



Tras décadas de hostilidad hacia Irán, que incluyeron muchas amenazas de ataques militares y sanciones contra ese país, una parte de la élite política estadounidense parece haber concluido que todas estas medidas han sido ineficaces y no han logrado ningún resultado positivo para EEUU. Ni la economía de Irán ha sido destruida, ni la influencia de Irán en Oriente Medio y el mundo ha sido frenada y tampoco se ha detenido el desarrollo militar y tecnológico del país.

En realidad, Irán es un país demasiado grande, demasiado rico en recursos de todo tipo, demasiado poderoso desde el punto de vista político, diplomático y religioso y demasiado bien situado estratégicamente, entre Oriente Medio y Asia Central y entre el Cáucaso y el Golfo Pérsico, como para poder ser sometido por medio de presiones, chantajes y amenazas.


En una recientes declaraciones el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, señaló que si no se lograba un acuerdo nuclear que levantara las sanciones contra Irán, el régimen de sanciones se derrumbaría gradualmente. “El mundo”, señaló el presidente Barack Obama, en este mismo sentido, “no apoyará un esfuerzo permanente para sancionar a Irán hasta la sumisión”.

En realidad, la capacidad de EEUU y sus aliados para socavar la economía iraní era muy limitada, ya que la mayor parte de los intercambios comerciales iraníes son realizados con Rusia, China y otros países asiáticos. Y en un contexto de una creciente confrontación entre EEUU y Rusia por el tema de Ucrania y de EEUU y China por la presencia china en las islas del Mar de la China Meridional era muy poco probable que estos países aceptaran sancionar a Irán, al que ven como un socio y aliado en contra del hegemonismo estadounidense y en la lucha contra el terrorismo takfiri que amenaza a ambos países.



EEUU teme que Irán se integre cada vez más en una alianza con Rusia y China, que han manifestado su interés en ver a este último país integrarse en la Organización de Cooperación de Shanghai, que ellos controlan y que reúne ahora a las principales potencias de Asia. No es un secreto que el objetivo de la creación de la OCS fue el de frenar la influencia de EEUU en Eurasia que había crecido tras el estallido de la guerra de Afganistán en 2001 y el subsiguiente establecimiento de bases militares estadounidenses en algunos países de Asia Central. Para las élites norteamericanas, una alianza ruso-chino-iraní dominaría Eurasia y debilitaría la posición de EEUU en esta región y en todo el mundo.

Moscú y Pekín están también dando pasos para multiplicar sus vínculos económicos y militares con Teherán, China es ahora el principal socio comercial de Irán, mientras que Rusia e Irán están incrementando su colaboración en el terreno de la defensa. Rusia e Irán son los principales apoyos de Siria e Iraq en su lucha contra el terrorismo. Mientras que los países occidentales han estado intentando presionar a Irán y Rusia para que acepten la salida del poder del presidente sirio, Bashar al Assad, ambos países han señalado que un cambio de este tipo corresponde decidirlo únicamente a los propios sirios añadiendo además que Assad es hoy la principal garantía de permanencia del Estado sirio en la lucha frente al terrorismo.


El acuerdo con Irán es también un paso importante para que EEUU lleve a cabo su planeado “giro hacia Asia”, una región donde se concentrará la mayor parte del crecimiento económico mundial en este siglo. Con el fin de preparar su futura estrategia dirigida a aislar a Rusia y a China, el establishment político y militar de EEUU necesita desengancharse de los acontecimientos que tienen lugar en Oriente Medio, cosa que no ha podido hacer hasta la fecha debido a los múltiples conflictos que se suceden allí y a las tensiones relativas al programa nuclear de Irán.

Sin embargo, la parte de la clase política estadounidense que posee vínculos más estrechos con el lobby sionista ha estado manteniendo una postura diferente y prefiere seguir dirigiendo su atención hacia Oriente Medio con el fin fundamental de servir a los propósitos hegemonistas de Israel en la región. No obstante, las guerras fallidas de EEUU en Iraq y Afganistán, la mala situación económica de EEUU, incluyendo su enorme endeudamiento, y el rechazo del pueblo de EEUU a nuevas guerras en Oriente Medio hacen que estos sectores se hallen hoy en una posición de debilidad y sean incapaces de hacer fracasar el acuerdo con Irán.

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