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sábado, 25 de julio de 2015

¡EPN SE VA! “Están hablando ya de sucesión presidencial”: Newsweek ; Beltrones posible sucesor…



La simbiosis entre crimen y política empuja la sucesión presidencial

La sofisticada fuga de una cárcel de máxima seguridad de Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, repercutió dramáticamente en la vida pública como un acto político, un hecho que alteró las aspiraciones presidenciales rumbo al 2018 y se convirtió de manera involuntaria y contingente en un movimiento de ajedrez.

Y es que, para algunos analistas, la sucesión presidencial está en marcha.

El profesor de ciencia política de la UNAM Javier Oliva es uno de ellos. “El tema de la sucesión presidencial está muy adelantado”, dice matizando los más de dos años y medio que median para ello.

“El tema es recurrente; tengo la impresión de que se habla de manera muy anticipada de sucesión presidencial como consecuencia de un proceso de debilitamiento [en la conducción política].”

Oliva habla en el contexto sensible que abrió la fuga del Chapo Guzmán, luego de un año particularmente desgastante por los casos de Tlatlaya y Ayotzinapa.

Para el consultor político Antonio Sola, Peña Nieto es también “un presidente con menos poder”, lo que alienta confrontaciones facciosas dentro de su propio partido.

Horacio Vives, profesor del Departamento de Ciencia Política del ITAM, coincide con el tema de la sucesión adelantada, pero al mismo tiempo dice que hacerlo público es lo que menos conviene al PRI.

“El perfil del PRI es no alentar la carrera por la sucesión, mucho menos con un presidente que mantiene una credibilidad muy cuestionada y una popularidad a la baja […] Pensar en un liderazgo alterno sería suicida”, explica.

La fuga de Joaquín Guzmán se convirtió para la administración del presidente Peña Nieto en un problema que abre dos frentes: el deterioro de la imagen del gobierno y la repercusión que tiene en la política partidista, sobre todo en su propio partido.

Bajo esas líneas, el exgobernador de Baja California, Ernesto Ruffo, dice que esta simbiosis entre crimen y política es un viejo tema dentro del sistema político mexicano, con causa y efecto.

“No hay duda de que [la fuga del Chapo] va a tener efectos sobre la política, pero también no hay duda de que los va a tener sobre el crimen organizado. Al crimen organizado lo administran, y eso tiene que ver con corrientes de poder político. Quién sostiene o quién organiza esas redes, no sé. Pero nuestras instituciones no operan, y no operan simplemente porque están corrompidas.

“Ya es la segunda vez que se escapa este hombre, y esto hace ver a México como un país que no es confiable; siempre tenemos la sospecha de que todo se arregla con dinero. Este gobierno se está viendo más desorganizado, menos efectivo que otros gobiernos, y eso indudablemente va a recaer sobre la imagen del presidente”, sostiene Ruffo.

El senador bajacaliforniano asegura que los problemas del presidente no sólo radican en sus adversarios políticos fuera del PRI, sino que es en el seno de ese partido en donde se gestan las embestidas más duras contra en mandatario.


“El PRI es una hegemonía y sus equilibrios se han mantenido en el reconocimiento del presidente de la república, pero pareciera que después de la muerte de Colosio eso ya no se pudo restituir y entonces hay bandos dentro del partido que le regatean el poder al mismo presidente. El PRI está viviendo un decaimiento porque, en su lógica por el poder, entró otro factor que es el del crimen organizado.”

Ruffo no descarta que en la fuga del Chapo haya cálculos políticos. “Podría ser”, dice, y asegura que “si el presidente está siendo víctima de presiones dentro del PRI, entonces estamos viendo un partido que se deteriora bajo las tormentas de las tensiones de los grupos internos, y eso va a agravar la situación”.








—¿Ve a Manlio Fabio Beltrones en el gabinete después de esta crisis?

—Manlio Fabio es un tipo muy hábil, no me sorprendería.

EL AJEDRECISTA

Manlio Fabio Beltrones encabeza uno de los grupos políticos dentro del PRI que en las elecciones internas de 2012 declinó sus aspiraciones presidenciales por Enrique Peña Nieto, pero que a la fecha sigue siendo uno de los aspirantes naturales de ese partido rumbo al 2018.

Beltrones dejará de ser el coordinador de la bancada priista en la Cámara de Diputados en las próximas semanas y las especulaciones sobre su futuro son parte de lo que los analistas observan como la sucesión presidencial adelantada.

Beltrones ha mostrado interés en ser secretario de Gobernación, un puesto que hasta ahora ocupa uno de los más poderosos aliados del presidente, Miguel Ángel Osorio Chong.

Curiosamente, la comparecencia a la que fueron citados por la Comisión Bicameral de Seguridad Nacional del Congreso cuatro de los más altos funcionarios del gobierno se realizó en las instalaciones de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, las oficinas ocupadas por Beltrones.

Javier Oliva dice que el nombre de Beltrones causa nerviosismo en Los Pinos y asegura que “en el entorno del presidente” le tienen “relativa desconfianza”.

Horacio Vives cree a su vez que la fuga de Joaquín Guzmán Loera “lo posiciona”, aunque no está tan seguro de “si el momento de Beltrones ya pasó”.

Otros analistas, como el consultor Oscar Kaufmann, sostienen que la crisis desatada por la fuga del narcotraficante no es más que una etapa difícil para el gobierno de Enrique Peña.

“Todos los gobiernos en el mundo atraviesan por etapas complicadas de credibilidad o de legitimidad, y fenómenos como el que acaba de ocurrir son temas de coyuntura profundamente lesivos a la imagen de un gobierno”.

Por lo tanto, el deterioro en la imagen presidencial o en la de la propia administración no es algo sin remedio, dice Kaufmann.

“Todo es recuperable —explica—. Finalmente todo depende muchas veces de las acciones que se lleven a cabo. La historia nos prueba que en realidad a veces el legado más negativo es capitalizable en una campaña política.”

El profesor de Ciencia Política en el ITAM, Horacio Vives, dice que la fuga del narcotraficante es “un golpe irreversible” y “cada día que pase va a ser más costoso para el gobierno”.

Javier Oliva piensa en el mismo sentido, sobre todo luego de que “la ausencia de coordinación en la reacción de las autoridades fue verdaderamente dramática”.

Con ese cuadro, Ernesto Ruffo dice que al presidente no le queda más que una opción: “Peña lo único que puede hacer es administrar los daños, porque recuperar la confianza va a ser muy difícil”.

Contrario a lo que opina Oscar Kaufmann, el consultor político Antonio Sola asegura que la fuga del narcotraficante agudizó la “crisis de identidad” por la que atraviesa el gobierno del presidente Peña, “y por esa misma razón es una crisis profunda y duradera”.

“Una crisis de identidad no es exactamente lo mismo a una crisis de imagen, eso es lo primero que tuvo este gobierno”, explica. “Pero hoy lo que tiene es una crisis de identidad porque los ciudadanos han perdido el registro de la identidad misma del gobierno de Peña Nieto; están desconfiando de lo que este gobierno realiza.


“Cuando tienes un problema de identidad empiezas a tener una pérdida de respaldo importante por parte de los ciudadanos y se convierte al final en una pérdida de legitimidad, empiezas a tener problemas de legitimidad y luego de gobernabilidad”, dice Sola, quien fue consultor del expresidente Felipe Calderón.

En lo que respecta al frente priista, Sola cree que el presidente Peña no las tiene todas consigo.

“Grupos internos del PRI, que son también grupos económicos fuertes, poderosos y que tienen diferentes parcelas de poder, pudieran tener ciertos momentos de rebelión interna con alguna posibilidad de éxito, desde luego para que surja un candidato que no sea de la falda de Peña Nieto.”

En cambio, para Javier Oliva, en las filas del PRI se mantienen “cohesionados”, y sólo un hecho como la renuncia del secretario de Gobernación podría crear una fisura en el grupo de aliados del presidente.

Oscar Kaufmann no ve “elementos disruptivos que pudieran en un momento dado generar crisis en el PRI”, y una de las razones es su “gran capacidad de negociación”.

Lo que sí es un hecho, dice Antonio Sola, es que el presidente mantiene los instrumentos de control político para conducir la sucesión presidencial. “Va a tener más dificultades, pero al final del día sigue teniendo la investidura presidencial, sigue teniendo la chequera, los programas de gobierno, la inteligencia, la información.”

Pero, advierte, para que el presidente pueda administrar y gobernar a los grupos internos del PRI, “va a depender de con qué capacidad se recupera en los próximos meses”. (nw)

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