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domingo, 26 de octubre de 2014

Por el sexo hacia, ¿Dios?

POR SUPUESTO QUE NO, PERO ESO ES EL CATOLICISMO ROMANO

Debido a su evidente contenido erótico, la iconografía de muchos templos románicos puede sorprender e incluso escandalizar al observador

Por el sexo hacia dios



Exhibicionismo, prácticas masturbatorias, coitos y otros argumentos aparentemente muy alejados del ámbito ideológico y formal cristiano, no son ni mucho menos infrecuentes en templos románicos, algunos de cuyos capiteles y canecillos parecen extraídos del Kama Sutra hindú. Obviamente, muchos de quienes contemplan estas tallas por vez primera se han hecho la misma pregunta: ¿Qué querían transmitir los maestros canteros con estas escenas subidas de tono? Como ocurre tan a menudo con el arte medieval, la cuestión admite diversas y sorprendentes interpretaciones.


Desde Santillana del Mar, en Cantabria, hasta Castillejo de Robledo, en Soria, el arte románico exhibe una de sus más peculiares formas de expresión, plena de sensualidad cuando no de manifiesto erotismo. Así, los canecillos, capiteles o impostas de decenas de templos medievales, muestran sin pudor la debilidad del ser humano ante la irresistible atracción del amor carnal.

Hombres y mujeres, por encima de su condición civil o eclesiástica, pues hay monjes, clérigos, juglares, trovadores, campesinos e incluso altos cargos de la Iglesia, exhiben sin complejos sus atributos y disposición sexuales, bien de cuerpo entero o mediante «planos cortos» que resaltan con detalle sus atributos más íntimos; o bien recrean las más variadas prácticas de carácter sexual, desde el onanismo solitario hasta el coito socializador. En otras representaciones, más simbólicas, la protagonista es la serpiente, que aquí aparece como recordatorio de que no estamos sino en la antesala del Infierno…

MENSAJES PARA PEREGRINOS

En cualquier caso, este otro arte románico, mucho más próximo a la vida cotidiana del mundo medieval y que tal vez sirvió como advertencia sobre los pecados de la carne a la cristiandad rural –o para atraerla astutamente a los templos, quién sabe–, hoy se nos antoja un poderoso atractivo para el espectador urbano, que puede encontrar estas llamativas escenas en casi un centenar de iglesias, distribuidas mayoritariamente en la vertiente norte de la península Ibérica.

En términos generales, estamos frente a un románico tardío –finales del siglo XII y comienzos del XIII–, vinculado con templos erigidos sobre la vía principal de peregrinación a Compostela o en ramales anexos a la misma. En relación con las imágenes en sí, se encuentran representadas tanto en el interior como en el exterior de las iglesias; en las fachadas, en los muros laterales, en la línea superior de los ábsides y en los hastiales de los cruceros o, también, en los arcos triunfales del interior de los edificios.

En cuanto al ámbito geográfico concreto, nos dirigimos a los olvidados territorios del norte de Castilla y León, entre el Camino de Santiago, en su ruta principal a través de la Tierra de Campos palentina, y las feraces tierras de Cantabria, donde esta peculiar imaginería se ha conservado gracias a la aislada localización de los templos. Buen ejemplo de esto último lo hallamos en la hermosa colegiata de San Pedro de Cervatos, nuestra primera parada… (Continúa en AÑO/CERO 292).

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