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domingo, 19 de octubre de 2014

El peligro musulmán (2)



Por Diógenes Díaz Carabalí.- Para entender un poco lo que significa la amenaza musulmán, vale la pena recordar, en vuelo rápido, en qué cosiste la religión y la ideología del Islam. Basta, para referirse a su origen, que el Islam surge a mediados del primer milenio de la era cristiana, más precisamente hacia el siglo VII, fundada por Muhammad Ahmed ibn ‘abd Alá ibn ‘Abd al-Muttablib ibn Hashim, considerado descendiente directo de Ismael, hijo de Abraham con la esclava Agar. El Islam es una de las tres religiones más grandes del mundo, con aproximadamente 1.300 millones de seguidores. En particular la concepción del Islam está consignada en El Corán, libro que compendia la revelación por Dios a Muhammad, el rasul, escogido por Dios.

Después de estas revelaciones, el iluminado, como también se le conoce a Mahoma, inicia la tarea de conseguir seguidores con el fin de purificar el territorio. El primero de ellos es el padre de Aisha, una de sus esposas, y su primo Alí, hijo de Abu Talib. Después viajó al oasis de Taif donde no pudo conseguir seguidores, por lo que fue a Medina, donde expulsó a los judíos, y en el 630 d.C. conquista La Meca, y la proclama capital del Islam.

Con la alianza de tribus árabes, judías, cristianas y paganas pudo conformar un poder político y religioso, desde luego todo aquel que no aceptara sus postulados era reducido o exterminado. A su muerte, lo sucedieron varios califatos denominados del Rashidum, o sucesores del profeta, y Umar ibn ‘abd al-Jatab, entre los años 632 y 634 ordena recopilar el Corán, que hasta ese momento venía de la tradición oral, debido a que Mahoma era analfabeta. En este momento la umma, comunidad de creyentes, comenzó a expandirse, pero al intentar elegir al tercer califa se presentó una división entre los seguidores de Alí y los de Utman, hijo de Abu Bark. Desde entonces existe la división entre los Shi’ at al – ‘Alí y los Utman hoy conocidos como la rama shii y la corriente sunni respectivamente. Claro que dentro de las mismas, existen posiciones irreconciliables de radicalismo en la concepción de su Shari’a, creencia.

Dos elementos fundamentales gobiernan la vida religiosa del islamismo: la Shari’a que une la fe con la política, gobierna la esfera civil y la existencia individual, según la Shari’a es legítimo realizar la guerra a la hora de enfrentarse a los infieles, apostatas, rebeldes y bandidos, y la conquista del territorio; y el Yihad, medio considerado legítimo para hacer la guerra a infieles y apóstatas, cuyo accionar debe ser ofensivo y defensivo. Mientras para los shiitas la guerra debe ser declarada por un Mullah, líder espiritual y político, caso La guerra de Los ocho años entre Irak e Irán, para los sunitas, más radicales que sus hermanos, la guerra puede ser declarada por un mayahidim, combatiente, caso Osama Bin Laden y las facciones terroristas de todo el mundo.

El fin último del islam es establecer el Umma mundial, o comunidad de creyentes, de allí los varios intentos por invadir Europa, el largo dominio sobre la Península Ibérica durante la edad media que terminó con la reconquista por los Reyes Católicos en 1492.

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