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sábado, 30 de noviembre de 2013

Advierten de un Japón con armas nucleares

Como lo había advertido desde antes del accidente de Fukushima, Japón estaba desarrollando armas nucleares, en respuesta al creciente poderío militar que los amenaza de China y Corea del Norte, básicamente.   Y como advertí, Japón no pide ayuda internacional para lidiar con el accidente de Fukushima, para que no se descubra  que ahí se estaban fabricando/desarrollando armas atómicas; Esa es la razón de tanto material radiactivo almacenado en el lugar, y también es la razón de tanto secretismo alrededor del asunto, a pesar del riesgo que se corre a nivel global de un accidente mucho peor ahí.


Todos los países enemigos de los japoneses cuentan con ese armamento, precisó en 2011 el ex alcalde Ishihara




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WASHINGTON, 30 de noviembre .— La creciente asertividad china en sus reclamos territoriales llevó ya a choques verbales con sus vecinos, en especial japoneses, pero también a un debate que hasta hace poco parecía impensable: que Japón construya sus propias armas atómicas.

Japón es considerado como un país en el umbral de las armas atómicas. Esto es, que su poderosa industria podría comenzar a construir armamento de ese tipo en un tiempo relativamente corto, un año.

Pero fabricar una bomba y establecer un arsenal son cosas totalmente distintas, señaló James Holmes en la revista The Diplomat, publicada en Tokio. “Hablamos de muchos años”, precisó.

En términos reales, la creación de un arsenal con bases para proyectiles, centros de construcción y entrenamiento tomará años. La poderosa industria japonesa puede hacerlo, sin duda, pero es una tarea de largo plazo, subrayó Holmes.

Y no es el único problema.

“El doloroso pasado de Japón como blanco de guerra atómica, su ardiente patrocinio de acuerdos de no-proliferación y la furia con que los pacifistas ciudadanos japoneses y sus vecinos asiáticos recibirían las señales de un programa de fabricación de bombas crean una considerable barrera política”, agregó Holmes, coautor del libro Strategy in te Second Nuclear Age (Estrategia en la Segunda Era Nuclear).

Pero para algunos políticos japoneses la posibilidad de una confortación con China es justificación para eliminar la resistencia a las armas atómicas.

En 2011, el ahora ex alcalde de Tokio, Shintaro Ishihara, hizo fruncir ceños cuando señaló que para adquirir el respeto de sus competidores en Asia, Japón debería construir armas atómicas.

Ishihara encabeza actualmente el Partido de la Restauración Japonesa, considerado como de extrema derecha, y con la fuerza suficiente como para alegar que en su particular vecindario, Japón necesita de las armas atómicas.

“Todos nuestros enemigos: Rusia, China. Corea del Norte, nuestros vecinos, tienen armas nucleares”, alegó en 2011 en declaraciones a un diario británico. “¿Hay algún otro país en condiciones similares?”, preguntó.

En ese marco, la renovada potencialidad china, aunque económicamente beneficiosa para Japón, puede ser presentada como un problema, sobre todo desde el punto de vista de los nacionalistas japoneses.

En el último episodio, la República Popular China proclamó su soberanía sobre una región que incluye lo que los japoneses llaman las islas Senkakus y los chinos las islas Daiyou. Son una pequeña cadena de islotes deshabitados pero que se cree marcan enormes yacimientos de gas natural, deseables para chinos y japoneses por igual.

De hecho, China anunció que derribaría a los aviones que no le presentaran sus planes de vuelo, Japón expresó su preocupación mientras Estados Unidos envió dos bombarderos B-52 a sobrevolar la zona en disputa.

La respuesta estadunidense llevó a analistas a concluir que un nuevo juego geoestratégico se desarrolla ahora en la cuenca del Pacífico, con China y Estados Unidos como principales adversarios.

“¿Cuál será la naturaleza de las relaciones entre Estados Unidos y China a diez o 20 años a futuro?”, se preguntó Marvin Kalb en un texto divulgado por el influyente centro de análisis The Brokings Institution.

Ésa es una pregunta que ahora se hacen los japoneses a partir de sus propias consideraciones.

Según más de un teórico, el mundo se encamina hacia el momento en que Estados Unidos ya no sea la potencia militar hegemónica que aún son, y en el juego de intereses de extremo oriente, eso subrayaría la situación de Japón en la línea frontal de problemas con China.

Y en ese marco algunos, como Ishihara, sienten que Japón no tiene más remedio que recurrir al armamento atómico.

La idea comenzó a exponerse abiertamente hace tal vez tres o cuatro años y aún es recibida con horror en el único país del mundo que ha resentido la destrucción atómica en dos de sus ciudades, Hiroshima y Nagasaki, como fórmula para acelerar su rendición y poner fin a la Segunda Guerra Mundial.

Los estadunidenses, entonces sus enemigos, son ahora sus aliados y durante los últimos 50 años sus protectores militares. Japón está bajo la “sombrilla atómica” estadunidense. Pero parece que ya no basta.

A la sombra estadunidense Japón ha logrado establecer una serie de intereses y crear una Fuerza de Autodefensa suficiente para las necesidades de un país autocontenido. Pero eso preocupa en una región donde aún hay memorias de la Segunda Guerra Mundial.

El reflejo de la preocupación japonesa, con todo, se ve en la decisión de incrementar su presupuesto militar, por primera vez en 22 años, en tres por ciento. El gobierno japonés aprobó un presupuesto de 49 mil millones de dólares.

“Un presupuesto de defensa a la baja no hace a Japón terriblemente creíble”, comentó al semanario Time Brad Glosserman, director ejecutivo del “Pacific Forum Center for Strategic and International Studies” en Honolulú.

“Lo importante es que los japoneses envían una señal de que son serios respecto a defensa, y ellos lo saben. Entienden que deben hacer las visas de forma diferente”, agregó.

Si esa diferencia incluye la posibilidad de armas nucleares es algo que por lo pronto no aparece en el mapa. Pero hay versiones de que el accidente en la Planta Nuclear de Fukushima escondió algo más grave: un programa de armamento atómico.

De acuerdo con Yoishi Shimatsu, un autor ecologista basado en Hong Kong, la secrecía y la demora que afectó la respuesta de los trabajadores japoneses para tratar de controlar las fugas en los reactores fueron resultado del acuerdo sobre armas atómicas entre Estados Unidos y Japón.

De hecho, aseguró en 2011 que EU ha expresado una “callada aprobación” a la posibilidad de una bomba atómica japonesa. Y eso no deja de preocupar a los japoneses y sus vecinos.

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