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viernes, 19 de julio de 2013

WALT DISNEY PRESENTA: MANUAL DEL PERFECTO NAZI

  1. Enrique Chmelnik  
  2.  
  3. Durante la Segunda Guerra Mundial, a la par de los combates en el campo de batalla, los bandos enfrentados libraban una intensa guerra ideológica. Numerosas películas de la época –entre ellas, algunos cortometrajes animados de Walt Disney- sirvieron a este propósito.

  1. En 1943, Walt Disney presentó un cortometraje basado en la vida de Hans, un niño nacido y adoctrinado en la Alemania Nazi. El cortometraje titulado “La historia de uno de los niños de Hitler”, consiste en una adaptación del libro de Gregor Ziemer: Educación para la muerte; la construcción de un nazi.

  2. La película era parte de una serie de cortometrajes elaborados durante la Segunda Guerra Mundial por la compañía Walt Disney Productions contra la ideología hitleriana, y presenta una singular visión acerca del proceso de transformación de ciudadanos comunes en genuinos nazis.
  1. “¿Qué hace a un nazi? ¿Cómo es que se transforma en ello?”, comienza preguntando el narrador. A partir de ahí, la historia avanza vertiginosamente por la vida del pequeño Hans, sometido a los procesos nazis de vigilancia, control y adiestramiento, hasta que se adapta a “la manera nazi de pensar correctamente”, según afirma el narrador, y el pequeño Hans se convierte en un perfecto nazi.
Es evidente que el cortometraje se propone advertir a la audiencia acerca de las artimañas de las que echaba mano el nazismo para aleccionar a los niños alemanes y transformarlos en auténticos instrumentos del régimen. Se trataba, quizá, de una intentona por explicar lo que entonces resultaba inexplicable; a saber, el florecimiento del mal radical en el seno de una sociedad común.

Esta perspectiva contrasta notablemente con algunas investigaciones elaboradas desde el fin de la guerra hasta nuestros días, que desmitifican aquel hálito conspirador y demoníaco del nazismo, proclamando la banalidad del mal –en los términos de Hannah Arendt- y anunciando el peligro inminente que se cierne sobre cualquier nación a causa de un mal radical y monstruoso, sí, pero no excepcional; un mal propio de cualquier sociedad que, sometida a las condiciones necesarias, termina por deleitarse en los campos de concentración.
Además la película esgrime un argumento que, a la luz de lo que sabemos hoy, resulta sumamente controversial, pues retrata a los nazis como jóvenes inocentes, libres de responsabilidad individual, que fueron víctimas de su régimen para transformarse en lo que fueron. A decir de esta película, la culpabilidad recaía casi exclusivamente en la élite del partido, encargada de manipular a una sociedad ingenua para ponerla al servicio de sus crímenes.

Pero, más allá de la representación del mal, “La historia de uno de los niños de Hitler” constituye una evidencia fílmica de la guerra de propaganda que se libraba a cada lado de la conflagración, y permite aproximarse a los valores que, desde la óptica de los Aliados, estaban en juego durante la guerra, tales como la libertad y la democracia. El cortometraje contribuye, asimismo, a distinguir algunas propiedades inherentes –en aquellos tiempos y desde la perspectiva estadunidense- al régimen de Hitler y a sus seguidores.

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