Buscar en este blog

sábado, 6 de julio de 2013

Revelaciones de Snowden, punta del iceberg

Por: Kevin Barret

Al igual que Julian Assange, Edward Snowden es un héroe denunciante proclamado en los medios. Al igual que Assange, Snowden tiene una apariencia llamativa de estrella de televisión. Al igual que Assange, Snowden está involucrado en una dramática persecución televisiva a través de países y continentes.

Parece como si Assange y Snowden estuvieran protagonizando sus propios ‘reality shows’ televisivos.

Con todo el alboroto por el caso de Snowden (y antes de él, Assange), es fácil olvidarse de todos los demás denunciantes que han revelado información aún más explosiva.

Téngase en cuenta otros dos denunciantes de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA): Russ Tice y James Bamford.

Russ Tice es un exanalista de inteligencia de la NSA, quien también ha trabajado para la Fuerza Aérea de EE.UU., la Oficina de Inteligencia Naval, y la Agencia de Inteligencia de Defensa. Fue un verdadero privilegiado de la inteligencia de EE.UU., muchos grados salariales por encima del novato contratista Edward Snowden.

En 2005, Tice desveló el espionaje ilegal de la NSA a los estadounidenses. Tice y otras fuentes de la NSA revelaron que el programa computarizado de espionaje ECHELON, perteneciente a dicha agencia, leía y filtraba más de 100.000 correos electrónicos y llamadas telefónicas por segundo. Eso es una violación mucho peor de los derechos constitucionales de los norteamericanos que los programas que Snowden ha revelado, los cuales almacenan copias de los correos electrónicos y las llamadas, pero (supuestamente) no los leen, salvo que estén legalmente autorizados para hacerlo.

Peor aún, las revelaciones de Tice plantean cuestiones aún más preocupantes. Tice y sus colegas informantes de la NSA revelaron que el programa masivo e ilegal de espionaje a los estadounidenses de la agencia comenzó en febrero de 2001, ¡siete meses ANTES de los ataques del 11S! Como informó Andrew Harris para Bloomberg, en julio de 2006:
"La Agencia Nacional de Seguridad de EE.UU. pidió a AT&T Inc. que le ayudara a establecer un punto de control de llamadas nacionales, siete meses antes de los ataques del 11 de septiembre de 2001, según afirmaron los abogados el 23 de junio, en documentos judiciales presentados en la corte federal de Nueva York... ‘La Administración Bush afirmó que esto se hizo necesario después del 11S’, dijo el abogado demandante Carl Mayer en una entrevista telefónica. ‘Esto socava esa afirmación.’”

El ilegal programa de espionaje de la NSA a los estadounidenses, aparentemente, "fue necesario" varios meses antes del 11S y no después. ¿Por qué?

En una entrevista titulada "Informante de la NSA, Russ Tice, alega que ésta pinchó la línea de Barack Obama cuando era candidato al Senado", Tice explicó recientemente al denunciante del FBI, Sibel Edmonds, el verdadero propósito del espionaje ilegal de la NSA a los estadounidenses: recopilar material para chantajear, y cualquier información que pueda ser utilizada para controlar a ciudadanos influyentes.

En resumen: el propósito general del programa de espionaje de la NSA era permitir el 11S, la protección de los autores del mismo, y mantener la desencadenada dictadura encubierta del 11S.

Antes de este atentado, los neoconservadores de la Administración Bush-Cheney necesitaban garantizar que ningún estadounidense influyente se atreviera a oponerse al venidero golpe de Estado. Así que se dirigieron a la NSA para comenzar las escuchas telefónicas del pueblo norteamericano.

De los miles de millones de comunicaciones interceptadas, los conspiradores del 11S se centraron en ciudadanos muy influyentes: los políticos, los ricos, los militares y agentes de inteligencia, figuras de los medios, y otros individuos bien conectados. Se perfilaron todas estas personas: ¿eran propensas a resistirse a la venidera operación del 11S? Si es así, ¿cómo podrían ser detenidos?

En algunos casos, se recogió material de chantaje. En otros, se instituyó una vigilancia más intensiva.

Dos "amenazas relacionables" al golpe del 11S fueron los senadores Tom Daschle y Patrick Leahy. Después del atentado, recibieron por correo ántrax del Gobierno de los EE.UU. Asustados, Daschle y Leahy dejaron rápidamente de cuestionar el 11S y de oponerse a la Ley Patriota que tritura la Constitución de EE.UU.

Si alguno de los estadounidenses influyentes quería hacer público el 11S, y no podía ser chantajeado o controlado, tendría que ser asesinado. La víctima más ilustre fue el senador Paul Wellstone, asesinado junto con miembros de su familia y del personal de la campaña el 25 de octubre de 2002, poco después de ser amenazado por el entonces vicepresidente Dick Cheney.

La senadora Barbara Boxer (demócrata por California) se pronunció en contra del asesinato del senador Wellstone, lo que calificó de "un mensaje para todos nosotros." Añadió que si alguien la citaba, negaría sus declaraciones. Al parecer, ella no estaba ansiosa por recibir ántrax en el correo ni por provocar su propio asesinato o el de sus familiares.

Otro senador de Minnesota, Mark Dayton, también, fue amenazado por los autores del 11S. El senador Dayton huyó de Washington DC y trasladó todo su equipo a Minnesota en agosto de 2004 - luego anunció su retiro de la política nacional - después de recibir amenazas de muerte a causa de su intervención en el pleno del Senado, donde tachó el Informe de la Comisión del 11S de una sarta de mentiras.

Así que ya en 2005, Russ Tice y sus colegas habían revelado que el programa de espionaje de la NSA se había utilizado para asesinar a casi 3000 estadounidenses, en un sangriento acto de traición a la patria, y para matar o aterrorizar a cualquiera que se interpusiera en su camino. Comparado con eso, las revelaciones de Edward Snowden son relativamente sosas.

Otra denunciante de la NSA es James Bamford, el casi biógrafo oficial de la Agencia. Bamford alertó a los estadounidenses en 2001 de un complot denominado Operación Northwoods. Al igual que el 11S, la Operación Northwoods fue un falso "ataque contra Estados Unidos" diseñado para lavar el cerebro de los ciudadanos norteamericanos e impulsarlos a marchar a la guerra. Y como el 11S, implicaba la muerte de un gran número de estadounidenses.

La Operación Northwoods fue diseñada para provocar la guerra contra Cuba y Rusia en 1962. Ésta hacía un llamamiento a las fuerzas estadounidenses para bombardear ciudades americanas y hundir barcos estadounidenses. Gracias a la "Operación Sinsonte" controlada por la CIA, los medios de comunicación culparían a Cuba por estos asesinatos.

La Operación Northwoods fue planeada por el general Lyman Lemnitzer, jefe del Estado Mayor Conjunto. Todos los miembros firmaron la propuesta. A solo un mes de que sucediera, el presidente John F. Kennedy y el secretario de Defensa, Robert McNamara, la vetaron.

En su libro el Mosaico de María, el autor Peter Janney discute la evidencia de que el plan de la Operación Northwoods no estaba dirigido a Cuba. Su objetivo más profundo era desencadenar un ataque nuclear preventivo de EE.UU. contra la Unión Soviética. Dicha agresión habría provocado la muerte de decenas de millones de rusos y estadounidenses.

En 1962, cada miembro del Estado Mayor Conjunto de los EE.UU. quería asesinar a miles de estadounidenses en una operación de bandera falsa diseñada para desencadenar una guerra que habría matado a millones de personas. En 2001, finalmente sucedió.

Así que la verdad es mucho peor de lo que Edward Snowden nos está diciendo. Nuestros gobernantes no sólo son criminales, son locos, mentirosos psicópatas y asesinos en masa de la peor clase imaginable.

Si los medios de comunicación publicaran a los denunciantes más peligrosos, el Estado de Seguridad Nacional estadounidense se vendría abajo.

Esperemos y oremos para que el ejemplo de Edward Snowden inspire a otros denunciantes a dar el paso... y que, finalmente, se revelen verdades más poderosas y peligrosas.

Fuente

No hay comentarios:

Publicar un comentario